Actos de revés (mis
américas)
Texto escrito para la exposición QUID IN AMERICAE RESTAT AMERICAE del artista Juan Sebastián Pelaez en MIAMI en Bogotá. 2019.
Mayo 19, 2019
Juan Sebastián Pelaéz
terminó sus estudios de arte en 2003 de manera simultánea a sus primeras
exhibiciones. Desde entonces parece haberse interesado por las relaciones de
poder que se movilizan a través de las representaciones culturales. Es así como
ha centrado su mirada en las conexiones que establecemos con las mercancías o
con las situaciones imaginarias que desencadenan algunas marcas globales o con
la manera como la lógica cultural del capitalismo avanzado parece haberse
extendido a todas las demás disputas sociales.
A pesar de su extensa
trayectoria en el campo artístico muchos actores sociales del campo del arte y
en general los medios de comunicación se dieron por enterados de su trabajo a
raíz de su participación en la IX Bienal de Berlin en 2016. El proyecto que presentó
en esa ocasión fue Ewaipanoma en
donde puso en relación las construcciones culturales hegemónicas del siglo XVI
y las construcciones culturales globales del siglo XXI. El punto de partida de
estas piezas fueron las proyecciones imaginarias acerca de los pobladores de
America, que fueron construidas por viajeros europeos para sustentar sus
estereotipos ideológicos y políticos respecto a la diferencia cultural. Según
estas concepciones estos seres eran acéfalosporque no compartirían los mismos códigos de racionalidad euro céntrica. Los Ewaipanomas de Juan Sebastián Peláez
indagan, entre otras cosas, sobre la falsa proximidad de algunos personajes de
la “vida publica” dentro del campo imaginario de los espectadores de los medios
de comunicación y por lo tanto indagan sobre otras dimensiones de la
racionalidad.
Su actual exposición “Quid
in Americae Restat Americae” se concentra en problemáticas similares -en
términos ideológicos- manifiestas en otro tipo de representaciones culturales,
igualmente estereotipificadoras, y las transpone a situaciones materiales
actuales que expanden sus potenciales significaciones, pero manteniéndolas
atadas al contexto cultural en donde son leídas. De ahí el título de la
exposición.
Para asentar una
aproximación a este proyecto se hace necesario generar un alejamiento
momentáneo del presente, para establecer herramientas de análisis de sus
acciones que permitan regresar a él pero desde otro ángulo.
Hacia atrás
Hace poco más de un siglo,
los artistas europeos sentían con urgencia la necesidad de refutar algunas de
las consecuencias que parecía haber traído consigo el racionalismo europeo
practicado por sus predecesores. Una manera en que lograron superar la asfixia
que les producía ese sistema convencional de hacer arte, fue mirar hacia otros
contextos culturales, con el fin de expandir los campos de referencia en que se
había basado la práctica del arte hasta ese momento. Una de las fuentes que más
impacto tuvo en las diferentes corrientes vanguardistas fue el estudio del arte
tribal. Las primeras vanguardias, como el cubismo, miraron hacia África, pero
una década después los artistas mas radicales sentían que era un nuevo
formalismo y comenzaron a mirar hacia Oceanía y luego a Meso América.
Dejando de lado las
reservas en torno a la colonialidad de estas “nuevas” apropiaciones culturales,
es claro que estas prácticas culturales le dieron a las vanguardias europeas
una vocación crítica ante las concepciones hegemónicas de su propio contexto y
lograron encontrar un espectro de ideas y actitudes a explorar creativamente.
Uno de los movimientos artísticos que mas provecho sacó de esas aproximaciones
fue el Surrealismo, que no se conformó con una aproximación formal a la
plástica tribal, sino que busco incorporar sus concepciones ideológicas más
profundas y radicales.
Una de las figuras que mas
complejamente analizo y asimiló estas concepciones fue Georges Bataille, que
operó como el disidente teórico del surrealismo en clara contraposición a André
Bretón. El núcleo duro de su pensamiento fue la anti categoría de “lo informe”
que proponía que la forma del mundo generaba su propia erosión desde dentro de
sí misma. En ese sentido la forma del cuerpo podría ser erosionada por la
propia bajeza de los impulsos que lo
gobiernan; o por la conversión de su extremo superior -la cabeza- en algo
inferior a la humanidad, generando una imagen acéfala de sí mismo; o por la alteracióngenerada por la muerte que implica un movimiento simultaneo hacia arriba
–la sublimación del alma- y hacia abajo –la degradación del cuerpo.
Estas concepciones
teóricas duras, calaron profundamente en las prácticas fotográficas y
escultóricas de finales de los años veinte y comienzos de los treinta dentro
del amplio espectro de las prácticas artísticas del surrealismo.
Ahora
A finales del siglo XX
comenzó a revisarse el Surrealismo de manera aguda y fue así como llegaron a
establecerse formas de diálogo crítico entre algunas de sus prácticas y ciertas
posturas claves en el arte contemporáneo a nuestro momento. Hay al menos 3
aspectos materiales del surrealismo que parecen prevalecer en las décadas
recientes en diferentes contextos, que son el uso de la fotografía alterada, la
recurrencia a la apropiación y resignificación de objetos y la pulsión por la
edición de publicaciones. Sin embargo hay una conexión mas profunda entre ese
movimiento y el arte del presente y es la fijación obsesiva por el pasado como fuente
de comprensión de la lógica del presente.
A Juan Sebastián Peláez le
resultan altamente significativas las imprecisiones con las cuales fueron
representadas las realidades americanas por parte de los viajeros
colonizadores. Es así como centra su atención en la manera de representar una
canoa como si fuera una tina o como fueron interpretadas las frutas y los
animales nativos. Es ahí donde parece radicar la marca inconsciente del pasado
que se proyecta sobre la forma y el significado del mundo a medida que lo
representa. Se trata de representaciones elocuentes sobre el universo cultural
de los viajeros colonizadores, pero inermes ante las situaciones a las que se
enfrentan.
Las piezas que conforman
la actual exposición de Juan Sebastián Peláez muestran algunos puntos de
convergencia en relación a la situación anteriormente esbozada, que esta
enriquecida y actualizada por una forma distinta de pensar el vínculo entre el
arte y la realidad. Sin embargo parecen proponer una erosión de la forma de lo
real desde dentro de si misma al acercarse a los artefactos que
“refuncionaliza” políticamente, como si se tratara de representaciones erróneas
de la realidad que han tenido que ser alteradas para que cobren sentido antes
que forma.
Jaime Cerón
mayo de 2019