Objetos de estudio para una república popular demediada
Alex Rodríguez

Museo La Tertulia
Programa C

2016 - Cali, Colombia

Curador: Jaime Cerón

Link a página oficial del Museo La Tertulia en referencia a la exposición

DE LA CREACIÓN DEL MUNDO A LA CONSTRUCCIÓN DE LO REAL.

Aproximaciones al Proyecto

Objetos de estudio para una República Popular Demediada
de Alex Rodríguez


Primer paso

En los textos y reflexiones que ha realizado Alex Rodríguez en torno a su proyecto: Objetos de estudio para una República Popular Demediada se pregunta por la manera en que “la naturaleza de la vida” podría llegar a involucrarse en las prácticas artísticas con el fin de lograr rebasar la relación convencional que el arte en muchos casos llega a sostener con la realidad. En ese orden de ideas señala que “La vida habita en el lugar de lo innombrable, basta con que intentemos fijarnos en ella y su naturaleza desaparece, como si necesitara seguir escondida. El trabajo del arte está en rescatar o robar de ese lugar lejano de la cultura y de lo nombrado del mundo un pedazo de esa verdad y sentido faltante. Recuperarlo para seguir habilitando las grietas de este lugar”.

En ese proceso, Alex Rodríguez conecta la inexorable proyección futura de los ciclos de la vida con las ineludibles capas de acumulación del pasado de lo que ha existido previamente. Entre estas dos situaciones es que podrá hallarse la marca de lo que aún se desconoce y que podría ser el signo de cómo lo vivo llegaría a encarnar el fundamento de lo real.

Esas inquietudes nos pueden recordar algunos conflictos que emergieron hace más o menos un siglo, cuando algunos de los artistas y pensadores más radicales del escenario de la vanguardia histórica compartieron un cierto sentimiento de hastío. Lo que los había colmado era la evidencia de que el predominio de un pensamiento, cuya base metodológica era de carácter racionalista, había generado efectos perturbadores al interior de la civilización occidental, entre los que se encontraba la primera guerra mundial.

En aquellos momentos comenzó a crearse una especie de consenso respecto a la idea de que era necesario recuperar el mundo y sus objetos, más allá de las valoraciones simbólicas que los recubrían, para lo cual resultaba determinante volver a indagar por la naturaleza de la experiencia humana.


Segundo paso

El interés de Alex Rodríguez por buscar una evidencia de lo real más allá de las convenciones que demarcan la realidad hace necesario revisar la diferencia entre las nociones de la realidad y lo real. En el psicoanálisis la realidad estaría definida por las imágenes y palabras, que a modo de categorías, estructuran culturalmente la experiencia del mundo, mientras que lo real sería aquello que no cabe ni en imágenes ni en palabras, pero que genera efectos dentro de ellas.

Dentro de la vanguardia histórica, muchos artistas intentaron diversos reencuentros con lo real, ya fuera desclasificando el mundo de las imágenes y las palabras; o retornando, hipotéticamente, a un estadio previo a ellas y para tal fin se apoyaron en planteamientos filosóficos, etnográficos o psicoanalíticos. Georges Bataille, que se interesaba por esos tres ámbitos, se preguntaba por el sentido que posee el hecho de que los seres humanos caminemos erguidos. Por qué nos llena de orgullo el hecho de elevarnos del suelo -la base de lo real- sintiendo que ahí se ancla un aspecto hipotéticamente esencial de la humanidad. La verticalidad dominante del cuerpo será crucial para el surgimiento de la fantasía de que el mundo sea comprensible y clasificable. Ante esta situación, Bataille planteó una serie de operaciones que intentaban recuperar la experiencia de lo real, que suelen ser agrupadas bajo la (anti) categoría de lo informe. Todas esas operaciones tenían en común un interés por desclasificar la realidad, por retirarle a las cosas la levita matemática que les ha otorgado una determinada forma. Porque para Bataille lo informe no hacía referencia a una situación literal de la perdida convencional de la forma de algo, sino a un cuestionamiento a la concordancia de las cosas con un modelo previo que las hiciera comprensibles.

Sigmund Freud, a su vez, hizo notar como en un estadio primigenio el cuerpo humano tenía una estructura horizontal que era coextensiva a sus funciones fisiológicas, pareciendo hacer un eco de la lógica de la naturaleza. Por un extremo del cuerpo estaba la boca, usada como arma para morder o desgarrar; o empleada como instrumento de la digestión de los alimentos al masticar. Por el otro extremo el ano, órgano de excreción que devuelve al mundo parte de lo que fue tomado de él. Pero, por diferentes factores históricos, el cuerpo se hizo vertical. Dejó de ser paralelo al mundo y se hizo perpendicular a él. En el cuerpo horizontal la sexualidad se regulaba por la reproducción, pero en el cuerpo vertical lo hace por la sublimación de la corporeidad explícita, que hace surgir la experiencia de la belleza y que suscita el deseo incesante, como motor de la sexualidad.

Bataille y Freud coinciden en identificar el eje vertical del cuerpo con una estructura mental o espiritual, que une los ojos, el cerebro y la boca y que se sintetiza en la experiencia del lenguaje. Adicionalmente sustenta la experiencia de la imagen del mundo. Ambos señalaron la importancia de hacer retornar la experiencia del eje horizontal del cuerpo dentro de su verticalidad y propusieron, cada uno a su manera, opciones para encontrar de nuevo un vínculo con la base de lo real. El surrealismo sería en gran parte un primer intento de llevar a cabo esta tarea.

Este nuevo vínculo con lo real puede tener relación con indagar en las estructuras pre-simbólicas de representación cultural que dejan entrever una vinculación primera entre cuerpo, mundo y pensamiento. En ese sentido puede ser de ayuda la manera como se aproximó la antropología cultural al pensamiento primero, extraído de rasgos culturales diversos y proveniente de aquellas sociedades sin escritura que estudia la etnografía.

Con el interés de analizar las formas de invención humana que precedieron al uso del lenguaje verbal, que en gran medida se basaron en sutiles intervenciones sobre la materialidad del mundo, Claude Levi Strauss empleó el concepto de bricolaje. Se trata de una noción que incorpora procedimientos intelectuales indirectos mediante intervenciones en la materialidad del mundo. El bricolaje implica apropiarse de signos preexistentes para crear nuevos signos, manteniendo la huella visible de su procedencia. Si se mira con atención la profusión de nuevas prácticas creativas dentro del arte de vanguardia, sobresalen el collage, el ensamblaje o el readymade, que funcionan claramente como bricolaje. Adicionalmente, estas prácticas fueron ampliamente usadas por los artistas, dada su capacidad para desafiar la trascendencia racionalista. Es significativo que los artistas de vanguardia llegaran a ellas como consecuencia de su interés por la etnografía, que se manifestó en el empleo frecuente de referencias concretas a distintos tipos de arte tribal. Siguiendo a Levi Strauss se diría que la creación humana se basa principalmente en la intervención sobre situaciones ya existentes.


Tercer paso

En relación con las ideas esbozadas hasta aquí, Alex Rodríguez revisa la manera de encontrar evidencias de lo real en las estructuras de representación de la cultura occidental moderna. En el caso de una noción como la república -vinculada desde su génesis a un conjunto de ideales sociales y políticos- indaga sobre las prácticas educativas para dar con sus principios de ordenamiento y clasificación de la realidad.

Trasladando sus preocupaciones a un contexto histórico, social y político más cercano al presente que se vive en Colombia, Alex Rodríguez encuentra parte de los ideales clásicos de la república operando como uno de los ejes de implantación de la noción de modernidad en nuestro país, en particular a la que se relaciona con las políticas de educación pública. Dichas políticas intentaron estratificar las necesidades intelectuales o productivas de los sectores populares, en relación con la demanda del mercado laboral hegemónico. Fue así como la formación industrial o técnica sería vista como la principal oferta educativa para las clases medias y bajas a la hora de vincularlas al desarrollo del país moderno. En un escenario de concordato, la Iglesia Católica no tardaría en sumar sus esfuerzos para cualificar la mano de obra de la clase baja en beneficio de los mismos sectores productivos.

Desde el inicio de la segunda década del siglo XXI, Alex Rodríguez se ha encontrado con las ruinas de algunas de esas emblemáticas instituciones educativas modernas. Comenzó por su natal Cali, en un plantel al cual estaba atada su propia historia personal. Con el fin de abarcar un espectro de situaciones más amplías, él empleó diferentes mecanismos para cruzar los umbrales de su propia experiencia, logrando involucrar nuevas historias ancladas en torno a ese colegio, una vez que fue degradándose su uso social habitual. Luego fue identificando casos similares de colegios que fueron viniéndose a menos, algunos hasta convertirse en ruinas, tanto en Cali como en Bogotá. En los proyectos que ha desarrollado en torno a estos “casos aislados”, ha identificado diferentes problemáticas que ha traído consigo el fracaso de la noción de república moderna, que no solo se centran en la transformación del papel de la educación y que no solo involucran las políticas de estado.

Parece como si un proceso entrópico hubiera vuelto informes esos proyectos modernos y devolviera involuntariamente sus estructuras verticales hacia un estadio horizontal.


Cuarto y último paso

El interés de Alex Rodríguez por encontrar trazas de la vida dentro de los recovecos de la realidad convencionalizada lo han llevado a involucrar el trabajo de campo como un método constante en su trabajo creativo. Mediante la recolección de imágenes y objetos, la revisión de distintos documentos o la conversación con diferentes actores sociales, él llega a encontrar puntos de vista que dejan vislumbrar esas huellas de lo real que estructuran la experiencia vital y que no se identifican fácilmente. Su trabajo creativo vincula procedimientos artísticos que se apoyan en situaciones dadas, como el ensamblaje, la fotografía o el readymade que, al estructurarse como bricolajes, traen consigo huellas de los hechos que revisa, porque, aunque están latentes en la superficie de las cosas, no llegan a ser percibidos en ellas en primera instancia.

Cuando se comparan las necesidades de formación que demanda la cultura occidental frente a las culturas tribales del pasado, se vuelve inquietante el amplio conjunto de artificios que deben ser aprehendidos simplemente para poder negociar el más insignificante de los lugares dentro de la estructura de la realidad. La mirada sobre el destino de algunas instituciones modernas de educación, dentro de la obra de Alex Rodríguez, apunta tanto a la revisión de “la naturaleza de la vida” que ha transcurrido dentro de ellas; como al intento de comprensión de los procesos que hacen que la existencia humana deba ser encasillada y normalizada dentro de principios fijos de representación.


Jaime Cerón, Bogotá, mayo de 2016