Bricollages, residuos culturales, rastros urbanos y textos fotográficos.
Colectivo Bticollage: Pablo Adarme, Sandra Mayorga, Carolina Salazar


Texto sobre el proyecto -Bricollages, residuos culturales, rastros urbanos y textos fotográficos- del Colectivo Bricollage: Pablo Adarme, Sandra Mayorga y Carolina Salazar
desarrollado para el programa Nuevas propuestas 2003-2004 de la Alliance Française, Bogotá.

Año: 2004

Negociar con la realidad “de lo real” es una proeza que suele adquirir proporciones titánicas cuando sobreviene la precariedad económica. En ese sentido, individuos, grupos humanos y comunidades enteras en el “Tercer mundo” ven abocada su supervivencia a la posibilidad de recurrir a estrategias primigenias de transformación de la materialidad de sus contextos inmediatos ante la ausencia de otros sistemas de transacción simbólica y económica. Estos sujetos están reescribiendo la propia génesis del pensamiento humano en relación con el universo concreto de su experiencia cultural que, a diferencia de los pueblos primigenios, están altamente saturada de representaciones.

Nuestros antepasados más remotos colonizaron su entorno natural con proyecciones, saberes y destrezas que les permitían intervenir cada vez de forma más sofisticada en aquella realidad concreta que les precedía. Esta forma de conciencia es muy cercana a la que tuvieron los artistas que dieron cuerpo a la vanguardia histórica de comienzos del siglo XX, que necesitaron actuar sobre o contra un campo que parecía estar estructurado de antemano y que no era otra cosa que “la institución arte”. Estrategias formales, como el collage, el ready-made y el ensamblaje en las primeras vanguardias, o el performance, la instalación y el video arte en las segundas, tendrían como denominador común su poder para intervenir sobre sistemas de valor preexistentes. La palabra que el antropólogo francés Lévi-Strauss aportó para en análisis de este tipo de principios comunicativos fue la del bricolage, que involucraba a la ve procedimientos materiales y conceptuales de resignificación y refuncionalización de toda suerte de hechos y artefactos.

El  nombre del colectivo conformado por Pablo Adarme, Sandra Mayorga y Carolina Salazar alude a esa práctica cultural en dos niveles. Inicialmente, su tarea consiste en realizar expediciones por diferentes ámbitos de la ciudad, que tienen como fin analizar y documentar las ingeniosas y elocuentes soluciones que se abren paso dentro de la informalidad laboral que caracteriza nuestra economía.

Bogotá parece emerger de un sinnúmero de relatos soportados por discursos diversos e incluso antagónicos que se hacen visibles en las maneras de apropiación del espacio público. Estas “salidas” emprendidas por “nuestros” vendedores ambulantes conjugan relatos entrecruzados de funciones actuales y pretéritas –de los objetos o materiales utilizados- que hacen visibles necesidades específicas. En ese sentido, es común para ellos “improvisar” la movilidad de sus puestos de servicio a través del ensamblaje de diferentes elementos provenientes en muchos casos de ambientes domésticos.

Una segunda tarea que lleva a cabo el Colectivo Bricolage es la resignificación o bricolización (si es que este término es permitido) de esos bricolages “originales” a través de la fotografía. Este proceso conduce un tipo de realidad socioeconómica y cultural marginalizada en el centro simbólico de otra realidad, hegemónica y formal, representada por una entidad cultural francesa.



Jaime Cerón