Fotográfica Bogotá 2007
II encuentro internacional de fotografía
Desbordando la objetividad
Desbordando la objetividad: El cuerpo y el espacio
Alexánder Apóstol, Andrés Serrano, Óscar Muñoz
Biblioteca Luis Ángel Arango
2007 - Bogotá, Colombia
Desbordando la objetividad: El cuerpo y el espacio
Fotográfica Bogotá es un proyecto de circulación de las prácticas fotográficas contemporáneas, conformado por una serie de capítulos curatoriales que se presentan en diversos espacios de exhibición en el centro de Bogotá. Propone un eje de indagación y análisis acerca del trabajo de los artistas que utilizan la fotografía la noción de desbordar la objetividad, que se va delineando con algunos énfasis y diferencias en cada uno de estos capítulos.
La fotografía ha sido asociada desde su aparición a nociones de verdad documental que orientan su función hacia una dimensión objetiva. La objetividad de las prácticas fotográficas aparece como el resultado de las condiciones físicas que rodean la captura de la imagen, que por sus condiciones mecánicas y automáticas parecieron marginar la intervención de los seres humanos sobre ellas. La presunción de objetividad en torno a la fotografía daba por hecho que ella no podía mentir, olvidando hasta que punto la imagen fotográfica viene a corresponde a convenciones culturales e ideológicas que definen la visualidad occidental.
Si actualmente se suele utilizar el término visualidad antes que visión, es porque dejar ver como la experiencia visual del mundo se construye socialmente y como el campo social se determina visualmente. Es desde estas relaciones entre la experiencia visual y las prácticas sociales que podemos definir los bordes de la objetividad, entendida como una convención cultural, y comprender de que manera los usos que le otorgan muchos artistas a la fotografía se orientan a situar su trabajo del otro lado de esos bordes.
El cuerpo y el espacio son los fundamentos de la experiencia visual del mundo y sustentan las formas de representación más arraigadas de la cultura occidental como son los retratos y los paisajes. Si la imagen que produce una persona, se entiende como subjetiva y la de un lugar, como objetiva, siempre están en posibilidad de suscitar una traslación de sentido, porque cuenta el contexto que rodea tanto la proyección, como la apropiación de dichas imágenes. Si el paisaje emergió como un género artístico en un momento dado, fue porque implicaba una resonancia para la experiencia humana. Así mismo si el retrato dejo de considerarse un objeto utilitario y se convirtió en un cuadro, es porque permite enlazar cuestiones que desbordan la identidad del sujeto representado.
El capítulo de Fotográfica Bogotá que se presenta en esta sala reúne tres artistas que examinan situaciones públicas y privadas asociadas con las imágenes del cuerpo y el espacio. El espacio que interrogan sería político y cultural y el cuerpo que analizan es urbano y público. Por eso motivo usan socialmente la fotografía para indagar sobre las representaciones y creencias que le dan forma a lo que llamamos realidad objetiva.
Jaime Cerón
ALEXANDER APÓSTOL
Es factible relacionar a Alexander Apóstol con la idea de una arquitectura disfuncional y sintomática de los procesos de exclusión que caracterizaron el ingreso de América Latina en la modernidad. Uno de sus proyectos artísticos que más ampliamente ha circulado es Residente Pulido que consistió en alteraciones fotográficas de construcciones arquitectónicas, tanto hegemónicas como subalternas de la modernidad, que se volvían siniestras al no poseer ningún vinculo entre el adentro y el afuera.
En este capitulo de Fotográfica Bogotá, presenta una faceta distinta del desarrollo urbanístico de las ciudades latinoamericanas prestando atención a las cicatrices que dejan las inversiones equivocas de los capitales privados en ellas, cuando producen ruinas de “lugares que nunca fueron”. Su proyecto fotográfico Skeleton COSAT, muestra en ocho imágenes, una serie de estructuras de edificaciones planeadas con fines turísticos que por diferentes razones nunca fueron concluidas. Se trata de unas extrañas ruinas porque nunca prestaron ninguna función económica, social o cultural. Esa imposibilidad de vincular el cuerpo como patrón de identificación hace que tengamos una experiencia siniestra de esos lugares que experimentamos como no-lugares. Al situar estos esqueletos de edificios sobre cielos azules y enfocarlos desde planos abiertos los ubica dentro de los códigos de representación turística, incrementando la extrañeza que produce su inutilidad.
OSCAR MUÑOZ
El juego de las probabilidades es una serie de nueve piezas que se producen por el ensamblaje de fotografías de documentos de identidad que el artista ha tenido que tomarse con diversos fines a lo largo de 30 años. Cada vez que se tramitan documentos como el pasaporte o la cédula de ciudadanía, entre otros, se esta buscando a través de ellos ser identificado como un sujeto, por un “otro” que representa una instancia de poder.
Recortando y tejiendo esas imágenes el llega a configurar nueve versiones de su propio rostro que mantienen un solo segmento de cada imagen originaria por vez. Dado que las fotografías empleadas tenían la función de identificarlo ante una serie de instancias de poder, mantienen un mismo código formal: la frontalidad, permiten que en el proceso de ensamblaje se pueda preservar la fisonomía de su rostro. Este proceso de construir su cara con fragmentos discontinuos de lo que ella mismo ha sido a través del tiempo, tiene para el artista dos niveles de interés. Por un lado se asocia a diferentes experiencias y momentos de su vida y por el otro desmantela la unicidad espacio temporal que constituye la base de la objetividad fotográfica acercando su imagen al juego probable del ha podido ser.
Como ha dicho el psicoanálisis, el sujeto quiere que su cuerpo coincida con una imagen ideal, pero nunca logra integrarse con ella porque siempre está “más acá” o “más allá” de ella. La indisolubilidad de la vinculación entre el cuerpo y su imagen ideal constituye la realidad de la fantasía y Oscar Muñoz nos la muestra en la base de la fotografía.
ANDRES SERRANO
Desde su Piss Christ, las imágenes de Andrés Serrano se han asociado a la idea de trasgresión, que como concepto implica salirse de los límites morales o legales, como si se tratara de una especie de infracción. Sin embargo, la trasgresión ya no es lo que era, dado que hoy en día se percibe más como un complemento del sistema que confronta que como una opción que permita desmantelarlo de forma aguda y crítica. De esta forma al enfrentarnos desde ahora a las imágenes de Andrés Serrano podemos centrar nuestra atención con mas claridad sobre la manera en que nos revelan las estructuras de poder que constituyen la base de la realidad social antes que ver su trabajo como una simple opción para violar el decoro de forma escandalosa.
En sus series como el Klan o América, él se aproxima a personas de diferentes condiciones de raza, sexo y clase con el ánimo de identificar la diversidad de grupos poblacionales que constituyen la base social de los Estados Unidos. Dentro de las fotografías, cada uno de sujetos y por extensión, los grupos a los que pertenecen, son objeto de diversas políticas públicas en dicho país que para unos implican repudio y marginación y para otros la instauración de complejas formas de privilegios. De esta manera, la hipotética idea objetiva de la igualdad social, que se presupone en el cruce de las diferencias, cede ante la información que poseemos los espectadores acerca de cómo cada grupo es representado por la legislación política.