El mundo es un pañuelo, Daniel Salamanca
Texto escrito para el proyecto El mundo es un pañulo de Daniel Salamanca, exposición que se llevó a cabo en la Galería Santa Fe en Bogotá.
Año: 2010
Un síntoma cultural que ha caracterizado el arte que pensamos contemporáneo a nuestra época es el reconocimiento de los límites: sociales, culturales, políticos o institucionales que rodean su campo. Sin embargo la conciencia de que estos límites existen no configura una barrera para los artistas. Ya han vivido suficiente tiempo junto a la concepción de que el ámbito institucional del arte lo conformen no solo las entidades que gestionan sus prácticas -como los museos, salas de exhibición y galerías- sino también las categorías que las fundamentan: la obra, la exhibición, el autor o el medio; como para que se sientan intimidados. Al volver nítidos unos u otros bordes del “mundo” del arte, las disputas simbólicas que dan forma al campo artístico les han facilitado a los artistas llegar a identificar o comprender cada nuevo sistema de regulación de su actividad que pueda llegar a emerger.
Daniel Salamanca se acerca al mundo del arte de manera trasversal, considerando posibles mapas de relaciones entre los diferentes actores sociales que se mueven en su interior, su exterior o sus márgenes. Su proyecto “El mundo es un pañuelo”, comenzó hace poco mas de tres años, cuando le surgió un interés por realizar fotografías instantáneas de todas las personas que conocía; un grupo heterogéneo, que incluía a sus compañeros de estudios, sus familiares y sus amigos. Luego esta operación se extendió a cada persona con quién simplemente entraba en contacto.
Siguiendo la concepción expresada en la teoría de los seis grados de separación: según la cual entre cualquier par de persona en el mundo existe una cadena que no tiene más de cinco eslabones, Daniel Salamanca ha estructurado las imágenes resultantes. Desde un punto de vista operativo, el proyecto “El mundo es un pañuelo” ha puesto a prueba esa concepción, porque, como tarea adicional a la realización de las fotografías de Polaroid, ha involucrado el ejercicio de buscar las conexiones posibles entre todas las personas registradas por el proyecto. Estos enlaces han sido anotados junto a las imágenes y han sido utilizados además, para configurar una serie de mapas que funcionan como el modelo conceptual del proyecto y que están en continua actualización. En tan solo 18 meses paso de 10 a 14 álbumes de fotografías en Polaroid y de 5 a 7 mapas, dejando ver el crecimiento exponencial de relaciones, que se activa con la inclusión de cada nuevo registro dentro del proyecto. A pesar de que sin Daniel Salamanca no existirían estas relaciones, es muy significativa la manera como permanece tácita su presencia -en tanto que autor del proyecto-, porque parecería que está a un lado y no en el centro.
Junto a los mapas, Daniel Salamanca ha ido explorando otros sistemas para hacer notar posibles relaciones al interior del mundo del arte. Es por esto que ha recurrido a pinturas y dibujos, que emulan la morfología de las Polaroid, para explorar las formas de afiliación que caracterizan las relaciones entre los artistas o los miembros del campo del arte. En ese orden de ideas se incluye una suerte de cubo de rubik (de mayor tamaño) que deja en claro que todos los enlaces son posibles, dentro de un grupo dado. Por eso también el proyecto es posible de conectar con los modos de operación de la red social de Facebook, que se basa en un conjunto limitado de enlaces para conectar entre si a un amplio grupo de personas.
Durante el tiempo en que ha sido implementado proyecto, paso de ser un “pequeño mundo del arte bogotano” como lo describía en un momento Daniel Salamanca, a un extenso conjunto de relaciones, en constante crecimiento. Por esa razón podría tomarse como una hipótesis sobre la manera como se crean relaciones en torno a un campo social dado. Lo interesante de esta hipótesis es que toma el lugar del núcleo de dicho campo, interrogando las operaciones de sentido que se desprenden de él. Concretamente hablando el proyecto propone como arte el sistema de validación social con el cual se construiría su legitimidad en el campo social; como cuando convencionalmente se hace una obra, se exhibe y se invita a la gente conocida a que la vea y se apropie de ella como pueda. En “El mundo es un pañuelo”, ocurre además una paradoja, porque en el camino de armar un mapa de relaciones del mundo del arte, el proyecto mismo comienza a circular dentro de dicho mundo y comienza a inscribirse en el mismo mapa que configura.
Jaime Cerón