Fotográfica Bogotá 2007
II encuentro internacional de fotografía
Desbordando la objetividad

Desbordando la objetividad: La ciudad como espacio temporal
Beatriz Grau, Diana Gómez, Guillermo Marin


Callejón de las exposiciones

2007 - Bogotá, Colombia

Desbordando la objetividad: La ciudad como espacio temporal


Una ciudad, con sus innumerables realidades socioculturales superpuestas, arroja permanentemente imágenes y signos que pueden ser objeto de análisis e interpretaciones por parte de los sujetos que la habitan.  Existen múltiples vestigios materiales que apuntan de forma inconsciente hacia hipotéticos actos realizados por sujetos concretos. Nuestra reacción ante ellos, o más bien, nuestro reconocimiento de su presencia, desencadena una serie de identificaciones tendientes a precisar su sentido.

Se despierta entonces en nosotros una incertidumbre, porque no sabemos si deberíamos satisfacernos con lo que logremos interpretar de tales identificaciones o si sería necesario indagar en las intenciones "originales" que suscitaron tal aparición. ¿Cuantos de nosotros no nos hemos preguntado por los motivos que llevaron a que unos zapatos cuelguen de la rama de un árbol, en un parque en la ciudad? ¿Fueron un gesto involuntario? ¿Fueron un acto deliberado? ¿Son una señal privada? ¿Son un recordatorio público de alguien que no está?

Muchos artistas en tiempos recientes, han emprendido la tarea de ser lectores de los hechos culturales que parecen rodear o contener nuestra existencia cotidiana en las ciudades. A manera de documentalistas, ellos examinan las cosas que no parecer revestirse de sentido y a fuerza de analizarlas terminan proyectándoles muchas de las ideas mediante las que se pueden interpretar.  En este punto la veracidad de su aproximación se suspende, dado que estas lecturas se arriesgan para imaginar hipotéticamente un significado que no se puede comprobar desde otra fuente.

Los artistas que conforman este capítulo de Fotográfica Bogotá encuentran en las respectivas ciudades donde viven, diversos espacios discursivos superpuestos con determinadas experiencias temporales. Cada uno de estos espacios implica una forma particular de relación entre las personas y da lugar a una realidad social específica.  Dado que los tres artistas: Diana Gómez, Beatriz Grau y Guillermo Marín coinciden en examinar esos espacios que conforman las ciudades desde una mirada serial, múltiple y temporal, dejan ver que su trabajo viene a consistir en una forma de señalamiento estratégico o en la misma visibilizacion de hechos que preexisten a su proposición como arte, pero que solo se hacen significativos o tangibles a través de ella.

Este tipo de prácticas artísticas delegan en los espectadores, o más exactamente en las expectativas o deseos que los impulsan, la posibilidad de relacionar cada una de las obras presentes, con los imaginarios que sugieran sus referencias legibles en el mundo objetivo.  Sin embargo, es en la posibilidad de leer entre líneas estas prácticas en donde puede surgir una experiencia que produzca sentido. Esta interacción con las representaciones culturales de los espectadores señala la forma en que la construcción del significado dentro de los procesos que compromete el arte, es una función de la esfera pública y no de la privada.  


Jaime Cerón


DIANA GÓMEZ

La serialidad de la fotografía conduce su trabajo a la conformación de mosaicos fotográficos que abordan reticularmente determinados espacios en periodos de tiempo limitados. Esta estrategia se complementa en algunos casos con el uso de la repetición que parece un comentario a los mismos actos que constituyen la vida en las ciudades y que se percibe en la necesaria recurrencia de todas las experiencias que tienen lugar dentro de ellas.  Todos nos levantamos todos los días, tomamos un medio de transporte para dirigirnos a los lugares en donde realizamos las actividades que tenemos que emprender para vivir y en la noche regresamos. Todos los días es más o menos igual. Incluso las jornadas de descanso o las vacaciones siguen lógicas seriales y repetitivas semejantes.

Cuando Diana Gómez agrupa distintas secuencias de imágenes de un mismo lugar en sus obras, hace notar patrones de cambio en la luz y la sombra que son referenciales del paso del tiempo. La fotografía se aísla de esta manera de la idea de capturar en un instante, un segmento de espacio y de tiempo dentro de una imagen singular, que parecía darle sentido convencionalmente a la fotografía. En lugar de ello se propone como un acercamiento a la idea del devenir. Cuando registra espacios públicos, el ir y venir de distintas personas, sobre un cruce peatonal o en una estación del metro, incrementa esa experiencia de tránsito e impermanencia.  Si se ocupa de espacios como un parque o una biblioteca, explora rasgos que hacen pensar en el tiempo en relación con la permanencia.


BEATRIZ GRAU

Su proyecto consiste en hacer un seguimiento minucioso a un espacio específico en la ciudad de Cali, como es un peculiar “hotel para el amor”. Lo curioso del lugar es la manera como sus habitaciones encarnan inquietantes escenas que hacen pensar que se ha ingresado en un capítulo de la historia política del mundo contemporáneo.  Dado que las imágenes emergen del piso, las paredes y el techo, a manera de relieves, y que son comentadas en parte por el mobiliario, sobrepasan la experiencia de la arquitectura o más bien la provocan.

Beatriz Grau hace un juicioso recorrido por estas habitaciones denominadas curiosamente “cavernas”, para encontrar un sin numero de vestigios de toda suerte de hechos culturales que parecen tener sentido desde el presente histórico en que se construye el lugar.  Las fotografías realizadas se concentran a veces en imágenes puntuales, o en otras ocasiones en conjuntos de objetos. También lo hacen en la totalidad de una habitación. Esos modos variados de aproximación se proponen para generar diferentes afiliaciones con quienes las observen.

Llama la atención que dada la función del hotel, las habitaciones no incorporen elementos afines a las construcciones culturales del erotismo que ha propiciado la industria de la pornografía. No hay referencias ni a la genitalidad, ni al fetichismo convencional que la acompaña. La sexualidad, a diferencia de los actos sexuales es pública, pero este lugar propone que ellos también lo pueden ser, aunque de otra manera.


GUILLERMO MARÍN

Un arte del tiempo es un proceso secuencial que implica que tanto su producción, como su ulterior apropiación cultural, estén basadas en la idea de duración. A muchos artistas contemporáneos les interesa el tiempo como soporte de sus proyectos, porque el proceso de elaboración en muchos casos se ha vuelto un fin en si mismo. Prácticas artísticas como el performance, el video o las construcciones sonoras han activado de tal forma la dimensión de la temporalidad que se ha vuelto imprescindible para otros medios.

Guillermo Marín, que ha trabajado directamente muchas veces en el campo del performance, ha incursionado desde sus inicios en otros medios, como la fotografía, o la pintura entre otros. Su proyecto Moorning Wood o Velocidad de Fuga consiste en una secuencia de fotografías y otra de dibujos realizados directamente sobre el muro. Las imágenes fotográficas dan cuenta de distintos recorridos nocturnos en automóvil, entre diferentes ciudades, a manera de road movie.  Siguen la lógica de la carretera, que es un no-lugar, puesto que la vida en ella significa no permanecer sino estar siempre de paso, e indagan a muchos niveles sobre la experiencia del viaje. El movimiento del automóvil por la vía hace que la luz se convierta en un tipo de grafismo que es referencial de la velocidad del desplazamiento que implica alejarse de algo y acercarse a otra cosa. Los dibujos, realizados a manera de graffiti, configuran otra red de recorridos, indagando en otras coordenadas la experiencia del viaje y funcionando como su propia escritura.