La Fotografía
dentro del arte colombiano
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La fotografía resultaba incomoda para muchos artistas modernos porque estaba demasiado cerca del mundo. En el arte de nuestra época parece importarles precisamente porque esta inmersa dentro de él. Quienes hacen obras con fotografías se preocupan más por la representación cultural que circula dentro de las imágenes que por sus valores estéticos o formales. Por eso les interesa a la vez como testigo de hechos y como producción de ficciones.
En Colombia fueron pioneros Fernell Franco y Miguel Angel Rojas, pero luego aparecieron otros, como Víctor Robledo o Jorge Ortiz, quiénes transformaron el enlace entre el tiempo y el espacio produciendo imágenes marcadas de abstracción. Oscar Muñoz que basó sus dibujos iniciales en fotografías, comenzó paulatinamente a invertir su proceso de trabajo hasta que en los 90 empleó materiales y medios gráficos, como el polvo de carbón, para “imprimir” imágenes fotográficas.
A final del siglo XX la fotografía se hizo más presente en certámenes artísticos. Patricia Bravo, Gloria Posada y Alberto Baraya son algunos de quienes comenzaron a participar con fotografías en salones y bienales en ese momento y continuaron haciéndolo en los años sucesivos. El herbario de plantas artificiales, de Baraya, por ejemplo, ha sido exhibido en diversos certámenes internacionales.
En el cambio de siglo, artistas que trabajaban en instalaciones se acercaron a la fotografía, tal vez al verla como huella material, y comenzaron a emplearla constantemente. El trabajo de Juan Fernando Herrán, Jaime Ávila o Rosario López puede servir de ejemplo.
Es imposible mencionar todos los rumbos y practicantes de la fotografía en el arte reciente. Pero se puede decir que es vital su sesgo cultural, que apunta a reconocer el valor de sus los sociales de la fotografía por su distancia de la formalidad del arte tradicional. Maria Elvira Escallón ha empleado la fotografía para registrar situaciones; a veces creadas, como lo hizo en Nuevas Floras, o a veces verídicas como ocurrió en Desde adentro. Esta serie mostraba las huellas del tacto dejadas sobre el hollín, por quienes huyeron en la oscuridad de la bomba del Club El Nogal.
Los diversos rumbos que han recorrido juntos el arte y la fotografía se pueden inferir de imágenes como las de Camilo Restrepo, Libia Posada, Víctor Muñoz, Juan Pablo Echeverri, Adriana Duque, Liliana Angulo, Maria Isabel Rueda, Francois Bucher, Nicolás Consuegra, Santiago Monge, Milena Bonilla, Miler Lagos y Pablo Adarme, quienes se afilian y distancian entre si por su peculiares concepciones del vínculo entre fotografía y las prácticas del arte.
Además de ser pionero Miguel Angel Rojas ha continuado trabajando. Un ejemplo de ello fueron sus fotografías experimentales de los años 80 o su reciente proyecto David. Consiste en 12 fotografías de un soldado mutilado por una mina antipersonal en la misma registradas en la misma pose del David de Miguel Angel Bounarroti. Se exhibió originalmente en un edificio inconcluso en donde las fotografías reemplazan en parte los muros de la segunda planta del edificio. Al tomar un cuerpo clásico y reemplazar por un soldado mutilado señalaba la distancia entre la realidad colombiana y el supuesto hombre universal.
A pesar del agotamiento que podría surgir de la continua presencia de la fotografía dentro del arte actual en Colombia, sigue demostrando su capacidad para relacionar a los espectadores con experiencias culturales que están por fuera del ámbito institucional o convencional del arte. En ese sentido son aun relevantes las inquietudes y cuestionamientos que genera la fotografía.
Jaime Cerón