Fotográfica Bogotá 2007
II encuentro internacional de fotografía
Desbordando la objetividad

Desbordando la objetividad: La imagen del espacio
Milena Bonilla, Víctor Escobar


Galería Valenzuela y Klenner

2007 - Bogotá, Colombia


Desbordando la objetividad: La imagen del espacio


La posición perpendicular del cuerpo frente al espacio nos permite percibir el mundo como imagen. Si consideramos en principio la imagen del mundo como una estructura que esta entre nosotros y lo real es porque olvidamos que la experiencia visual ocurre en el cerebro. Los investigadores sobre la óptica de la visión nos han hecho saber que la imagen de las cosas  emerge por la refracción de la luz en sus superficies, que pasa a través de las lentes de nuestros ojos al nervio óptico, donde se sintetiza en una sola imagen que se proyecta sobre la corteza cerebral.  En ese sentido podemos percatarnos que los límites o bordes de la imagen del mundo –aquellos lugares en donde el campo visual pierde nitidez- tiene mas o menos forma de ocho, como resultado de la superposición de las dos circunferencias de los orificios por donde se filtra la luz dentro del cuerpo. En ese sentido el límite externo que bordea la imagen del mundo es el lugar del sujeto o la experiencia del espacio esta contenida por el cuerpo.

Muchos artistas contemporáneos nos han hecho notar, el carácter artificial o ficticio de la visión que se prolonga a todas las estructuras que la emulan de alguna manera. La fotografía es una de tales estructuras que puede leerse de forma similar dado que lo que una fotografía muestra esta enmarcado por las representaciones culturales que enmarcan al sujeto que la propone. En ese sentido la superficie de una imagen es el espacio de encuentro por excelencia entre las suposiciones que vienen de un lado y otro de ella y constituye por lo tanto una dimensión pública. En el campo artístico el significado de una experiencia artística se construye por la indagación sobre esa dimensión pública.

Los motivos temáticos que alimentan las configuraciones de muchos artistas generan imágenes más cercanas a una cultura visual que a la historia del arte, en particular cuando emplean la fotografía, puesto que para ellos es fundamental intervenir o por lo menos dialogar con otras imágenes ya existentes y sus respectivos contextos.   Si los artistas están indagando sobre las imágenes que propone la publicidad, ya sea hegemónica o subalterna, o si examinan las formas de mediatización propia de trasfondos tanto industriales como artesanales, es porque parece decirles más sobre el espacio que habitan que las imágenes capturadas en los museos. Las imágenes que constituyen la cultura visual, en sus contextos originarios responden a intereses socioculturales específicos y permiten a quienes se apropien de ellas un conjunto de maniobras más significativas en muchos casos.

Los dos artistas que hacen parte del presente capítulo curatorial de Fotográfica Bogotá se acercan a una noción de espacio que implica la apropiación de imágenes provenientes de la ciudad, que se articulan para hacer mención a otras experiencias espaciales que replantean la idea del territorio.


Jaime Cerón


MILENA BONILLA

Lugares comunes hace referencia a veintiocho lugares, entre países, ciudades o municipios que han protagonizado historias de violencia de carácter político. Sin embargo la manera como esos lugares son mencionados dentro del proyecto es a través de la apropiación de distintas formas de nominación cercanas al campo de la publicidad registradas en Bogotá.  Se trata de nombres de establecimientos comerciales, instituciones, edificios, rutas de buses, graffitis y demás, que representan lugares geopolíticos particulares. Es inquietante entonces pensar como en una ciudad como Bogotá se encuentran representados todos estos sitios y que además esto ocurra por la extraña tendencia de buscar que un espacio represente otro.  ¿Qué significaría para una persona que vivió una situación traumática en alguno de estos lugares se encontrara con edificio de apartamentos, una casa de empeño o una panadería que lleva su nombre?

Cada una de las imágenes que conforma el proyecto esta constituida por dos fotografías, una de las cuales alude a la situación antes descrita, mientras que la otra la complementa al mostrar la forma como diversas especies vegetales, tales como pastos, hierbas o plantas en general, se las arreglan para crecer en los intersticios que van surgiendo del deterioro de la ciudad. Es así como en rendijas, sumideros o grietas se abren paso estas plantas, que parecen desafiar lo escarpado de la situación, para generar una sugerente metáfora. Con estas plantas y lugares reunidos ella sugiere que se configura un boceto para un jardín.


VÍCTOR ESCOBAR

Con la cámara de su teléfono celular, él registra diferentes acontecimientos que tienen lugar en espacios abiertos y cerrados de la ciudad donde vive. Cuando transita por el espacio urbano presta atención a la manera como los escaparates comerciales, que van demarcando el recorrido por la ciudad, incorporan por los reflejos de sus vidrieras a los personajes y hechos que se encuentran en la calle, que son precisamente aquello que excluye el discurso de la publicidad que les sirve de fundamento. Su teléfono le permite captar esas imágenes. En los espacios cerrados, como es el caso de un gimnasio, se fija en la forma como las rutinas que se emplean para ejercitar el cuerpo, siguen un patrón que ha sido propuesto por la comunicación masiva, que tiende a plantear un solo prototipo de imagen corporal valida por igual para todos.  En ambos casos la realidad parece seguir un parámetro construido por una ficción.

Las cámaras de los teléfonos celulares ya han dejado sentir su presencia dentro de la historia de la reportería gráfica, por haber captado imágenes de tal peso histórico o político como el asesinato del periodista japonés en Birmania.  Cuando Víctor Escobar recurre a este dispositivo, para capturar lo que le parece digno de atención, está haciendo ver la manera como la tecnología ya funciona como una prótesis corporal. Motiva no solo la capacidad de estar en contacto con otras personas sino de producir imágenes que indaguen sobre los espacios discursivos que sustentan la experiencia cotidiana.