La parábola del vicio, una exposición de "alto Turmequé"
Texto escrito para la exposición -La Parábola- del colectivo Vicio Producciones en la galería Valenzuela y Klenner.
Año: 2002
La imagen esquemática de un tejo estampada sobre la superficie de un poste en el municipio de Turmequé, sirvió como invitación al evento inaugural de la exposición La parábola, realizada por el grupo El Vicio Producciones en la Galería Valenzuela y Klenner. Esta Galería ha desempeñado una destacable labor de promoción del arte contemporáneo en Colombia y recientemente ha ampliado su papel desde el trabajo realizado por el Espacio La Rebeca, que funciona en el primer piso del mismo edificio, con una programación de arte joven internacional que puede ser de gran ayuda para el medio local.
El Vicio Producciones, conformado por Santiago Caicedo, Elkin Calderón, Richard Decaillet, Carlos Franklin y Simón Hernández, realizó una “expedición” al mencionado municipio de Turmequé para consolidar y fundamentar este proyecto. Esta es la segunda muestra “individual” de este grupo de artistas, que se dio a conocer abiertamente desde que ganó una convocatoria para la Sala Alterna de la Galería Santa Fe en el año 2000, cuando realizó y exhibió su proyecto La Oficina.
Mas recientemente conformaron, bajo el nombre Pus, una banda de punk, con la cual se presentaron a la pasada edición del Festival de performance de Calí, (tristemente célebre por la auto-amputación del dedo meñique de un artista europeo). Tanto con su nombre genérico, como con este nuevo “alias”, ellos hacen hincapié en una actitud hostil hacia los convencionalismos, sean estos culturales, sociales o ideológicos. Por esto es importante el efecto perturbador que nos puede producir el nombre del grupo, dado que presume una identificación con lo “políticamente incorrecto”.
Desde las últimas dos décadas del siglo veinte, se ha venido agudizando una cierta crisis ética en occidente, que podría hacernos recordar hasta que punto los actos más perversos, sangrientos o inhumanos han sido conferidos en nombre del “bien”. La falsa moral de lo políticamente correcto ha enmascarado y suspendido míticamente toda una historia de exclusiones, discriminaciones y censuras que caracterizan los encuentros de diferentes grupos humanos. Como lo señala Fredric Jameson la noción de cultura no le pertenece a un grupo humano sino que es un efecto de su observación por otro grupo. Por esto, cuando hablamos de “nuestra cultura” estamos incorporando a nuestro bagaje esa mirada externa. La relación entre grupos humanos diversos siempre es violenta, dado que cada uno no concibe límites a su noción de realidad cultural, lo que genera sentimientos de odio o envidia ante la evidencia de “otra realidad”. Estos sentimientos orientan las actitudes que conocemos como intolerancia o racismo.
Por estas razones resulta ingenuo asumir una postura políticamente correcta como forma de ética, dado que va a dar por resuelto un impulso primario que no es posible desmantelar a menos que se lo enfrente con estrategias sofisticadas y agudas. El “éxito” cultural de las actitudes que conocemos como “políticamente incorrectas” dentro del arte contemporáneo, se puede establecer a partir de la capacidad de generar significación al enfrentar cínicamente esas posiciones odiosas o envidiosas, subyacentes a las costumbres o formas de conducta.
En La parábola, el Vicio Producciones reúne toda una serie de alusiones al tejo, ese “deporte nacional” como también es llamado, donde se dejan de lado la salubridad y la asepsia de las prácticas deportivas profesionalizadas, que adormecen la conciencia e intervienen activamente como vehículos de implantación de la ideología de las clases dominantes. El tejo, de origen muisca, suele acompañarse de licor y trae consigo una identificación con un sistema de valores socioculturales “alternos” a los de uso hegemónico. Además, tiene como clímax el poco decoroso sonido de las mechas de pólvora que estallan una vez son alcanzadas por el disco de metal. Si los deportes habituales traen consigo una identificación altruista, positiva y humanista, este “otro deporte” involucra un movimiento hacia abajo, en un sentido pulsional.
La mitificación cultural que se produciría de un señalamiento unidireccional de esa práctica, es eludida en La parábola por un enlace humorístico y perverso de la forma en que se juega el tejo, que involucra un lanzamiento y una colisión. Por esto, a través de cuatro monitores de video, los jóvenes del Vicio “contrastan” un juego de este deporte (en su propia Meca), con una identificación entre la forma del disco de metal y la de un ovni (un tema recurrente en las obras de ellos). Así mismo se conectan imágenes en video de pedreas, en diversas situaciones, integrando la famosa imagen del policía muerto en la Universidad Nacional cuando colisionara contra su cabeza una “papa” explosiva lanzada por un encapuchado. También aparece articulada la más ilustre de las colisiones en la historia de la televisión: el segundo avión del once de septiembre. Todas las alusiones de estos cuatro videos se complementan por varias series de fotografías que aparecen tanto sobre la pared, como en el rincón que ésta conforma con el suelo. Por todo esto la muestra podría titularse “El tejo en el campo expandido”, dado que lleva a cabo una ampliación lógica de las particularidades de esta arraigada práctica cultural.
Adicionalmente en el acceso a la sala aparece otro monitor de video, que muestra el cierre de una feria de pueblo, con su tradicional despliegue de juegos pirotécnicos (que pueden tener tantas alusiones negativas en nuestro contexto) y que fue incorporado de hecho al final de evento inaugural en el patio de la Galería, a manera de un performance readymade, recordando las acciones realizadas con explosivos por el artista Roman Signer durante los últimos años.
Por último, cabe resaltar la importancia de trabajar colectivamente en arte, porque una labor conjunta involucra una lógica que desmantela y cuestiona muchos de “los vicios” tradicionalmente atados a la producción de imágenes artísticas. El interés de una muestra como La parábola, del Vicio Producciones, radica en nuestra capacidad de establecer relaciones que pueden ir ampliando su radio de acción más allá de los confines del lugar de origen de la experiencia que se toma como punto de partida.
Bogotá, noviembre de 2002