Libertalia Tropical, Elkin Calderón



Texto escrito para la exposición Libertalia Tropical de Elkin Calderón en la galería Valenzuela y Klenner.
Año: 2015

Los seres humanos hemos tenido que negociar con la realidad de “lo real” desde que existimos. Sin embargo, esas negociaciones se convierten en una verdadera proeza cuando se sustentan en la precariedad económica.  En ese sentido, individuos, grupos humanos y comunidades enteras -principalmente en el tercer mundo- ven abocadas sus opciones de supervivencia a la posibilidad de recurrir a estrategias primigenias de transformación de la materialidad de sus contextos inmediatos. Estos sujetos están reescribiendo la propia génesis del pensamiento humano, porque deben generar sus propias condiciones de vida a partir de la asimilación de lo que les brinda el universo concreto que los rodea. No cuentan con otros mecanismos o sistemas de transacción social, cultural y económica.

Nuestros antepasados más remotos, colonizaron su entorno natural, con proyecciones, saberes y destrezas que les permitían intervenir cada vez de forma más sofisticada en aquella realidad concreta que los precedía.  Una tosca piedra, atada con un junco a un trozo de madera se convertía en un hacha, que era un instrumento inexistente hasta entonces, pero que ahora surgía del vínculo entre cosas que ya eran conocidas. Muchas de esas actitudes han tenido que persistir hasta nuestros ámbitos domésticos contemporáneos, porque permanentemente recurrimos a procedimientos intelectuales similares para resolver necesidades primarias. ¿Quién no ha tomado un refrescante vaso de jugo en lo que anteriormente fue un frasco de mermelada? ¿Cuántas veces hemos colocado lápices o bolígrafos en recipientes anteriormente usados como tazas de café? ¿En qué ámbito familiar no se guardan puntillas o clavos en antiguos envases de cremas o desodorantes? Los posibles ejemplos de este tipo de procedimientos son tan heterogéneos y omnipresentes que no tendría sentido intentar traerlos todos a la memoria. Sin embargo nos recuerdan que estamos familiarizados con la paradoja de que todas la formas de invención, o todos los procesos creativos, se generan a partir de una asimilación de situaciones u objetos que ya existían.

El proyecto Libertalia Tropical de Elkin Calderón tiene relación a muchos niveles con las ideas anteriormente descritas, porque como pieza artística emerge de la elaboración de un conjunto de situaciones “reales” previamente existentes, que son articuladas mediante diferentes marcos de referencia para generar nuevas dimensiones de sentido. Adicionalmente los hechos que son transferidos por la pieza hacia la experiencia de los espectadores, emergen de formas de negociación con la materialidad de “lo real” de un conjunto de comunidades culturales, que poca relación guardarían con sistemas característicos de la modernidad.

Lejos de analizar las experiencia culturales, sociales, económicas y políticas de estas comunidades con algún tipo de condescendencia, Libertalia Tropical destaca las formas de solidaridad y los lazos sociales que han emergido en estas comunidades para sobrevivir a la adversidad y suplir la total ausencia del estado. La manera como estas comunidades -asentadas en las islas Tintipán, Santacruz y Tierra Bomba en los márgenes del departamento de Bolívar- negocian con las condiciones reales de su existencia puede entenderse como una posición crítica ante los excesos materiales y la indiferencia social que caracterizan la vida en su vecina ciudad de Cartagena.  

La palabra Libertalia alude a una hipotética nación utópica construida por piratas en Madagascar, que parece un camino alternativo a los modelos convencionales de organización de la sociedad.  El proyecto consiste en un conjunto de videos cortos y algunas fotografías, realizados en las islas antes mencionadas en el Caribe colombiano, entre las que se encuentra Santa Cruz del Islote que podría ser la isla más poblada del Mundo.  Esta isla es un pequeño territorio que funciona de manera autónoma, bajo su propia lógica, al margen de cualquier tipo de institucionalidad estatal, que ha crecido paulatinamente por la propia acción de sus pobladores, cuya forma, paradójicamente, ha llegado a asemejarse al mapa de Colombia.

Los videos tienen tres niveles de aproximación a esos territorios, que se relacionan con el tipo de perspectivas desde donde fueron configurados. Unos responden a tomas submarinas, otros a puntos de vista ras de la superficie del mar y de la tierra y uno fue generado desde una toma aérea.  

noventeras que yo desconocía. De utopías piratas, Libertalia y Sealand, de micronaciones e islas anárquicas reales e imaginarias que funcionaban bajo otros modelos de sociedad.

Cuando al fin pude salir de la isla donde me encontraba y aún entumido por el frío, volví a Colombia y me fui directo a otras islas, pero esta vez en el mar Caribe siempre calientico.  

Libertalia Tropical reúne grabaciones "aisladas", vídeos cortos, imágenes prestadas, ficcionalizadas y quizá pirateadas de, islas humildes, olvidadas, en algunos casos sobrepobladas y sobre todo sobre exotizadas. Salen perros, marranos, gaviotas, libélulas o caballitos del diablo, niños y un par de amigos pescadores que me ayudaron a conforman mi micronación ficcionalizada y utópico-distópica.


Jaime Cerón