Marco Mojica, Galería El Museo
Publicado en: ArtNexus. no. 120.
Año: 2009
Entre junio y julio se llevó a cabo en la Galería El Museo la exposición Una Frágil conspiración, conformada por pinturas y dibujos del artista barranquillero Marco Mojica. La piezas que presentó consistían en citaciones de obras paradigmáticas del arte contemporáneo, que mediante su conversión en imágenes pintadas o dibujadas, traían a colación formas de acercamiento y descodificación, enteramente heterodoxas, críticas y humorísticas.
A Marco Mojica le han llamado la atención las imágenes que conducen a otras imágenes, y por eso presta cuidado a los sistemas mediante los cuales el arte se representa a sí mismo. Es así como un catálogo de una exposición, un libro o una revista sobre arte piden generar mucho mayor interés para él que las obras “originales”, porque involucran un contexto de interpretación y señalan un proceso de validación. Adicionalmente, al representar en sus obras proyectos artísticos asociados a posturas críticas sobre “la institución arte”, hace comentarios a su domesticación o neutralización por el propio campo artístico. Apostar por una hipotética “causa perdida”, como es el ilusionaos pictórico, para configurar una posición artística que se consideraría heredera de las indagaciones conceptuales y las estrategias apropiacionistas implica pensar que el desarrollo evolutivo del arte es improbable. Además, induce a entender que la pintura es aún una actividad relevante e intelectualmente activa.
En las piezas presentes en Una frágil conspiración, ha optado por citar mediante la pintura o el dibujo obras con fuertes bases conceptuales y críticas que se han vuelto tan canónicas dentro del establecimiento artístico contemporáneo que parecerían estar perdiendo su capacidad de significación. De esta manera, las convenciones estéticas de la imagen pintada actúa como un marco institucional que replantea la relación entre dichas obras y las entidades, instituciones o discursos que las utilizan como emblemas estables de valor. En su instalación 6 Aug 1992, reloj de pared, pinta doce de los pasos documentados en un libro monográfico sobre On Kawara, para dar cuenta de la realización de una de sus famosas pinturas de fechas. La génesis de esta instalación implicó entonces realizar doce veces, más o menos, el mismo cuadro, dado que los únicos cambios que hay ed uno a otro ocurren en la pintura de fecha que se ve en proceso que se ve dentro de la escena. Con estas pinturas configuró una circunferencia en torno a un pequeño reloj, que lleva la idea de Kawara de fijar el presente mediante la inscripción pictórica de una fecha, hacia la contingencia de los momentos particulares que la constituyeron.
Dentro del conjunto de obras se destacan aquellas que descodifican de forma inquietante las obras citadas, como el dibujo que conecta la famosa fotografía que muestra a Duchamp con una tonsura en forma de estrella, con el logotipo de una revista para adolescentes que incluye también una estrella. El nombre de la revista parece hacer un guiño a otros proyectos duchampianos. Algo similar ocurre cuando dibuja una de las más célebres fotografías del performance que realizó Joseph Beuys con un coyote, denominada I like America and America likes me y le yuxtapone en la pared adyacente una pintura del coyote de la tira cómica del correcaminos, que parece estar siendo observado por su par en la obra de Beuys.
En Metamorfosis de un robot articula dos sistemas culturales contrapuestos en la modernidad, como son el arte y el entretenimiento. Mujica estudió detenidamente la obra Recuerdo de Machu Pichu del escultor colombiano Eduardo Ramírez Villamizar, para descifrar la manera en que podría guardar en su interior, no la esencia de una cultura ancestral, sino un personaje de una tira cómica: el transformer. Si bien la abstracción se entiende como el resultado de una serie de transformaciones y alteraciones formales desde el ámbito de la naturaleza, Mojica intenta hacernos ver que también puede albergar a su propio enemigo, “la cultura popular masiva,” que parodia el juego formal moderno de las transformaciones al incorporarlo literalmente en la imagen.
La propia “naturaleza” de la práctica pictórica nunca fue transparente ni continua, en sentido estricto, con sus referentes dentro de la realidad. Por eso en tan importante para mojica la traducción cultural que se moviliza cuando es insertado, dentro de una imagen pintada, un proyecto artístico de otra “naturaleza”. Aún así, la presencia de dibujos o pinturas en el trabajo de Marco Mojica anuncia una ironía paradójica. Simultáneamente, cuestionan la noción d aun progreso morfológico y mediático de las prácticas artísticas –sospechoso de ser visto como motor de mercados y por ende de colonialismo culturales– y recuerda que han sido la pintura y el dibujo los principales instrumentos de dominación colonial durante la historia de la expansión simbólica de occidente. La apropiación es el mecanismo que garantiza la adopción de las convenciones estéticas e institucionales dominantes en el campo del arte, dentro de las críticas culturales que originan las obras, que va a ser fundamental para proyectar sus descodificaciones y cuestionamientos. En ese sentido, Marco Mojica parece cumplir el mandato antropológico señalado por Oswaldo de Andrade quien dijo, “sólo me interesa lo que no es mío”.
Jaime Cerón