¿Sonríe la Mona Lisa?
Publicado en: Arcadia.
Año: 2006
A
mediados del pasado mes de diciembre diversos medios de comunicación en todo el
mundo, enloquecieron al ser divulgada la noticia de que científicos de un
laboratorio holandés habían logrado revelar el misterioso secreto que parece
encerrar la sonrisa de la Mona Lisa.* Un corto comunicado de prensa del laboratorio
se convirtió en la base para diferentes artículos que celebraron en diversos
tonos el incidente.
El
experimento realizado por la Universidad de Amsterdan consistió en la
aplicación de un sofware de reconocimiento de emociones, basado en un algoritmo
desarrollado por el Instituto Beckman de la Universidad de Illinois, a la
mencionada pintura. El programa informático examina los rasgos específicos de
un rostro y los compara con seis patrones de emociones establecidos previamente
dentro del sistema. Para que funcione debe introducirse inicialmente un imagen
del rostro a analizar, totalmente carente de emociones, a fin de que sirva como
parámetro de comparación efectivo.
Los
científicos escanearon la pintura para compararla con una base de datos de
rostros de mujeres jóvenes. El resultado, tomado por científico por algunos
medios de comunicación, fue que el significado de la enigmática sonrisa era:
felicidad en un 83 %, hastío en un 9 %, temor en un 6 % y enfado en un 2 %, en
la mujer retratada.
La
valoración suscitada por este experimento deja en claro el tipo de
representaciones culturales que constituyen la base de lo que suele pensarse
como la relación entre el arte y la realidad en el mundo occidental. Aunque los científicos que hicieron el
estudio lo tomaron como un hecho divertido, los medios que lo divulgaron (con
pocas excepciones) intentaron cubrirlo de un halo de cientificidad para que se
viera relevante ante la opinión pública. Las reseñas divulgadas dejaron de lado
la imprecisión del experimento, que hubiera requerido de imágenes de alta
definición de la persona a examinar -tanto en estado neutral como expresivo-
para lograr un resultado exitoso. Las artículos además coincidieron en una
aceptación generalizada de que el significado satisfactorio de los gestos
humanos radica en el estado emocional que les subyace y no en los
condicionantes culturales, sociales y políticos de la experiencia humana.
Sin
embargo, para no perpetuar la confusión que suscita este caso, se debe hacer
precisión respecto al hecho de que si nos referimos a la Mona Lisa, estamos
considerando un objeto cultural y no un sujeto humano. Los fundamentos o
principios de uno no coinciden “naturalmente” con los del otro. Cuando Rene Magritte realizó su obra “Esto no
es una pipa” que consistía en la representación pictórica de la imagen de una
pipa, bajo la cual se escribía su título, dijo que no era una pipa precisamente
porque no se podía fumar en ella. Habría
cantidades de hechos que podríamos citar para argumentar que la Mona Lisa no es
una mujer. La creencia en una continuidad acrítica entre el arte y la realidad,
tiende a minimizar los componentes políticos de las prácticas artísticas dado
que invisibiliza la manera como las imágenes incorporan ideas y actitudes que
constituyen la base de una determinada realidad. El mundo no es un hecho escencial sino una
construcción cultural e ideológica. Las prácticas artísticas han atestiguado la
manera como la realidad es moldeada por creencias y representaciones, al
confrontar las convenciones culturales que delimitan lo real y nos dejan muchos
mundos simultáneos. Se diría que una
obra representa el conjunto de suposiciones, creencias y posturas que se
movilizan para que esa obra pueda enunciarse, enmarcadas por las relaciones
sociales y políticas que rodean al artista.
La
Mona Lisa, representa las concepciones antropocéntricas propuestas en el siglo
XV. Las implicaciones de dichas creencias
constituyeron la propia base del trabajo de Leonardo al punto que los aportes
técnicos, conceptuales e ideológicos de su obra son inseparables entre sí. Al ver la Mona Lisa, pensamos que el
paisaje que le subyace estaba ahí antes que ella. Asumimos incluso la
existencia de su espalda y de una zona de aire que la separa de las
montañas. Desde esa base percibimos una
preeminencia del ser humano sobre la naturaleza porque más de un 70% del cuadro
lo ocupa la mujer y por que ella parece mas nítida y detallada que el paisaje.
La ausencia de la parte inferior de su cuerpo, enfatiza los valores sublimes de
la humanidad. El libro que sostiene la mujer sobre el canto refuerza el sentido
humanista de la representación que culmina en la sonrisa que esbozan sus labios,
que recuerda la vanidad que surgió de pensar lo humano como el centro del
universo. Esta obra concibe el arte como
un dispositivo de ubicación del sujeto (el espectador) en el centro del
universo, a través de una ilusión que es lo único que se puede analizar.
*New Scientist Magazine, 17 december 2005, page 25, Eltiempo.com / cultura diciembre 14 de 2005, EL Informador Diario Independiente Guadalajara Jalisco México, 19 de diciembre de 2005, Siglo XXIi, Diario Independiente, Plural y Abierto domingo 18 de diciembre de 2005, El Nuevo Herald.com, 16 de diciembre, 20 Minutos, diciembre 17 de 2005, Ocio la voz de Galicia, 29 de diciembre de 2005,