Telarañas, intervenciones, procesos y referencias
Publicado en: Catálogo Premio Luis Cabellero 2003.
Año: 2003
i.
Tanto la imagen como la función de las telarañas pueden ser leídas de múltiples maneras y con relación a diversos campos de referencia. Si las miramos desde lo que supondríamos que es el punto de vista de sus autoras, es decir su dimensión natural, se destacarían sus rasgos de diseño y su peculiar tarea. En ese orden de ideas la imagen arquetípica de la telaraña, apunta hacía el orden subyacente a todos los cosas y principios que conforman la propia naturaleza.. A su vez, la función que posee, está señalando una situación mucho más compleja como es la pulsión que empuja tanto hacia a la vida como fuera de ella. Desde el punto de vista de cultural, el diseño de su imagen se extiende hacia los intereses específicos que gobiernan las ciencias exactas que los seres humanos han producido en el camino de trascender precisamente ese mismo orden de la naturaleza, mientras que su función se aproxima a toda la proyección imaginaria que suscita la muerte o los dispositivos que la producen. En un sentido más coloquial, aparecen otros niveles de lectura, no menos significativos sin embargo, como es la inquietante evidencia de abandono que trae consigo la presencia de telarañas sobre una pared, que muestra la rendición del mundo artificial ante la implacable fuerza del tiempo natural. Así mismo, de la mano de diferentes fuentes culturales se puede percibir un enlace entre la conducta humana y la arácnida, que es la postura que suele etiquetarse con el adjetivo gótico y que se emparenta con otros imaginarios culturales que emergen desde la pulsión de muerte.
ii.
En el contexto artístico, han cobrado importancia muchas de estas referencias e ideas, particularmente por la conexión que existe entre ellas y la materia prima de gran parte de la actividad creativa. Sin embargo, han sido las características de su construcción, altamente laboriosa, visiblemente refinada y claramente procesual los que han sido objeto de más apropiaciones a la hora de motivar intervenciones artísticas, dado que suscitan ideas que la práctica artística occidental contemporánea considera fuertemente relevantes. A ese respecto la huella del proceso como vía para configurar una imagen ha estado presente en situaciones tan diversas como los all over paintings de Jackson Pollock, las estructuras lineales de Eva Hesse o los tejidos y bordados de Elaine Reichek, todos ellos semejantes en gran medida a la imagen de la tela de araña. Adicionalmente, en todos estos ejemplos su condición procesual hace ver hasta que punto la forma que se hace visible no es solo un incidente en el espacio, sino que proviene de una suma de acciones sumadas en el tiempo. Esta laboriosidad generada por la expansión temporal de los objetos artísticos, compromete formas de sensibilidad que parecen alternativas frente a los parámetros de valor dominante dentro de la cultura occidental.
Sin embargo, es significativo que el tiempo condensado en un signo, se haga inteligible desde el espacio que genera, como ocurre con el ejemplo ya citado de las telarañas que "crecen" en los rincones inmóviles de un apartamento, o detrás de un cuadro cualquiera, porque se vuelven indicios de actividades o inactividades. Muchas obras recientemente producidas en los contextos culturales más diversos buscan hacer hincapié en situaciones externas a ellas de modo que se podrían caracterizar como intervenciones antes que nada. Sin embargo, la preexistencia de lo que las fundamenta puede hacerlas ver como subsidiarias de las imágenes fotográficas que emergen con la misma sutileza. Los rasgos fotográficos parecen acechar tan sutilmente los demás medios artísticos como las telas de araña que aparecen en aquellos lugares a los que no llega nuestra atención.
Jaime Cerón